La
lluvia ha cesado y la noche ha caído por sorpresa. Miro a través de las
cortinas y te recuerdo. Veo la cama
deshecha, con la ropa revuelta, esperando que la magia traiga tu cuerpo a ella.
Pero la magia se fue, con vestido negro y jersey a rayas. Bella como una
estrella.
Ludovico
me susurra al oído y yo sigo pensando en ti. En
la dulzura de tus miradas, en las caricias de tus manos, en tu sonrisa.
Miro al reloj y sonrío pensando en lo extraño que es el tiempo. Cuando estamos
juntos, vuela. Cuando nos separamos, se para. Ya falta menos, pienso en
silencio. Tus letras, recién escritas, me devuelven la alegría. Y pienso que lo que cuesta vale. ¿Recuerdas cuantas
veces hablamos de la suerte que tenemos? ¿De que las dificultades no merman un
ápilo ce que nos une?
Tengo
tu aroma impregnado en mi y recuerdo
cada minuto pasado entre piel, sábanas y abrazos. Tengo lágrimas deseosas de
aflorar y les niego su derecho. Tengo un corazón viejo, con antiguas heridas
mal cicatrizadas y que debe cada latido
a tu amor. Tengo un corazón viejo, a veces cansado, pero siempre noble. Tengo
una vida vivida y otra por vivir a tu lado. Llena de amaneceres y atardeceres junto
a ti. Tengo una playa para compartir contigo. Tengo una mochila llena de sentimientos, dolor
e incomprensión, que has sabido curar. Tengo un alma que te pertenece y un
cuerpo que también. Tengo una locura, la de amarte. Y un saco lleno de nuestros
recuerdos vividos. Y muchas líneas escritas en este viaje a ninguna parte. Todo
te pertenece.
Da
igual el destino, si juntos llegamos al final del camino
Te
amo
Clochard
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